Musicatro.
Tuvimos que inventar una palabra para explicarnos.
Y aún así, como cualquier palabra se queda corta.
Quiere ser la mezcla de música y teatro, y también un algo informe que surge del juego y que es como los nombres misteriosos y divertidos que los niños, las niñas, ponen a sus descubrimientos:
Musicatro.
Las canciones son historias y, a su vez, lo que sucede en escena es inevitablemente musical. Cómo se dice algo, cuando, qué objetos utilizas, de qué manera vistes… todo lleva en sí mismo una música, y en las canciones hay, a su vez, un peso escénico…
Las canciones son relatos, capítulos de un libro que se lee con las orejas. Al igual que en Rayuela de Cortázar no es lo mismo leer los capítulos según en qué orden. El significado cambia. Descubrimiento. El significado de las canciones cambia según el contexto que las rodea… Cada posible ordenamiento que subyace y que reflexiones son las que rodean a la música, permiten que las canciones se renueven y multipliquen sus significados según el lugar que ocupen en la dramaturgia.
Las actuaciones de Mil i Maria (MiM) son un todo, un ente completo con un significado propio. Por eso no lo llamamos “concierto”; no es un conjunto de canciones más o menos aleatorias dispuestas con un cierto sentido musical. Son actuaciones temáticas, donde las reflexiones filosóficas y poéticas, el juego escénico, las canciones se entretejen dando lugar a un paisaje del corazón.
Musicatro.
Si aún así no te haces una idea… Pues ven a un concierto y ya te haces tu propia definición.